Anunciamos el segundo Misterio
La flagelación de Jesús atado a la columna
«Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.
Los soldados trenzaron una corona de espinas,
se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura;
y, acercándose a él, le decían:
«Salve, Rey de los judíos».
Y le daban bofetadas» (Jn 19,1-3).
«Los padecimientos de Jesús han tomado un forma histórica concreta por el hecho de haber sido:
«reprobado por los ancianos,
los sumos sacerdotes y los escribas» (Mc 8, 31),
que lo «entregaron a los gentiles,
para burlarse de él,
azotarle y crucificarle» (Mt, 20, 19)» (CIC, 572).
Ahora realizamos una breve pausa para la reflexión sobre el Misterio.
Proseguimos con un Padre Nuestro
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.